Contraverso. Belén
El pasado murió, ya nada se puede
hacer por él. Lo que creemos que sabemos de este difunto es en
realidad la idea que nos hacemos en torno a su figura, aunque claro,
no es una idea aleatoria, sino que deviene de una realidad pretérita.
De esto quería yo hablar hoy, escuchen, que es Contraverso el que
habla, no yo.
La oscuridad de los siglos se
materializó aquella noche en un pútrido establo, no había ningún
animal, solo la soledad y un silencio con olor de barro mojado. Nació
sin pena ni gloria un chiquillo canijo, de ojos marrones y pelo negro
rizado, sus padres lo envolvieron en una manta y lo dejaron dormir.
Ellos también se fueron a dormir. No hubieron pastores, ni ángeles,
ni estrellas en el cielo, ni mucho menos tres monarcas de cada
continente conocido.
Sus padres, tristes, cantaban:
Ha nacido Jesús,
en un vil establo
sin calor y sin luz
Pero como ya saben, el pasado nace del
presente, y por algún embrollo metafísico que yo -que tampoco soy
muy inteligente- no logro asumir todo esto cambió. El niño nació
con unos bellos ojos azules y pelo rubio, en un establo iluminado y
lleno de animalitos, se acercó una pléyade de pastores, y una
estrella fugaz marcó el camino a los tres grandes reyes del mundo.
Es más, una gran masa se transportó hasta el lugar para poder
contemplar al bebé, y diría que hasta los feroces soldados romanos
pusieron cara de acaramelados. Precioso, he de decir.
Ha nacido Jesús,
el gran rey del mundo
que nos ha traído luz
Pero no se quedó aquí, a los
personajes les nacieron bellos trajes de colores y finas telas,
algunas incluso bordadas en oro. En las tiendas cercanas ¡qué
sorpresa! Aparecieron ventas de tomates, millo, calabaza, papas... El
rey mago americano al fin había encontrado la forma de traspasar el
océano. Las cerámicas en las que solían cocinar fueron cambiadas
por calderos y sartenes de hierro, hasta aparecieron tenedores,
fantástica invención turca que cientos de años más tarde el Papa
prohibiría por demoníacos. Y Belén cambiaba conforme las pieles de
los protagonistas se iban blanqueando.
Ha nacido Jesús
rico en su pobreza
con sus joyas de luz
Me pregunto, solo por
preguntar, que ya saben que esto de plantearse interrogantes es bueno
para la salud, si el niño no habrá nacido ya con un smartphone en
la mano. Tal vez sus padres estén ocupados con la Play Station, pero
no importa, no mientras paguen la factura de la luz. Será que en los
sueños de José tocaban las siete vacas gordas, porque la familia se
transportó al occidente de las luces y las sombras, abandonando el
oriente a su suerte, renegando de él. Bueno, el pasado pasado está,
lo que hagan con él los presentes es lo de menos ¿no?
No.
Ha nacido Jesús
le iluminaba un neón
de metálica luz.
Habrán pasado casi dos
millones de años. El espacio está lleno de pedazos de materia, fría
e inerte, se escucha el terrible silencio de la muerte congelada a
través de los tiempos, incognoscibles, eternos y a la vez ínfimos,
allí donde el reloj no avanza y la vida no vive. La humanidad
sobrevive, congelada, en una nave que va a la deriva en un espacio
sin espacio, con la misma idea una y otra vez, pues el tiempo se ha
detenido al final de los tiempos.
Qué miseria.
Ha nacido Jesús
y ya nunca jamás
habrá en el mundo luz.
Aún queda mucho para eso,
repliego mis alas, saco brillo a mi calavera. No se inflamen, no
sufran, aún es temprano, tan siquiera es el día indicado, pero como
para cuando ese día llegue estaré durmiendo, solo quiero
expresarles mis mejores deseos: feliz navidad.
(Belén, fuente: Паломническая служба в Израиль)
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