Los intrusos - Contraverso

Después del gran salto
solo queda dar saltitos.
¡Una mente en parto
le está dando vida a un mito!
Así, las páginas vuelan
y llegan siempre muy lejos,
las historias se nos cuelan
y reflejan como espejos,
no la realidad material,
sino la visión del mundo de su creador.
Yo no he dicho que eso esté mal,
pero es peligroso si el sentir está a flor
de piel. De hecho, es muy interesante,
capaz de revertir la operación:
tiene el poder de transformar diamantes
a su estado primario de carbón,
vil y burdo,
enderechando los caminos
de los zurdos
y retorciendo su destino
hasta el despeñadero más cercano.
Cuidado, hay que tener cuidado.
Le ayudas y te arranca la mano
con la jodida Razón de Estado,
así, en mayúsculas, grande,
¡para que sepan quién manda! -¿quién manda?-
mandan fuerza, tradición y hambre.
Perdido su increíble don, Casandra
se puso a jugar a la rayuela,
buscó nuevos pegamentos... ¡Genial!
Ya no se nos resbalan las suelas:
la sujeción siempre ha sido vital
para caminar.
Entonces, de visiones va la cosa,
¡pues no está tan mal,
aunque no es demasiado rigurosa!
Todos criticaron esta idea,
no les parecía demasiado neutral.
Irónicamente ¡cómo sea!
Criticándola, la usaron todos igual,
eso sí: neutralmente
(dicho de otro modo, negando su uso).
Es la hora de las mentes.
Ahora se ven por doquier los intrusos
o cae uno en la cuenta de la invención,
no para acabar con ella
-que no se puede matar una ilusión
que en medio mundo hace mella-
sino para controlar la maquinaria,
para que la historia no sea estacionaria
sino “un arma cargada de futuro”.

(fuente: http://www.sinpermiso.info)

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