Porque todos tenemos un diamante en nuestro interior
Aunque muchos ya tienen su mente
puesta en el carnaval, enero es un mes que a unos más y a otros menos, nos
invita a reflexionar. En enero comienza el año, y con él los nuevos propósitos
que marcarán lo que será el 2018 y que con más o menos éxito intentaremos
alcanzar.
El 2018 se presenta como un libro en blanco al que hay que llenar de
trazos con diferentes esquemas de proyectos, o como las tardes de domingo, esas,
en las que te debates entre un plan relajante o en hacer una organización
estructural de lo que será la semana.
Sea como sea, todos en mayor o
menor medida tratamos de establecer propósitos o planes para lograr que este
nuevo año tenga una razón de ser. Unos los afrontan con ganas y energía, otros
se van dejando llevar, y otros simplemente tiran para adelante como pueden.
Para este 2018 me gustaría
aplicar una lección que aprendí cuando estaba concluyendo el 2017 de la mano de
Asdownsur. Solemos tender a marcarnos objetivos y a fijarnos en personas que
han tenido un éxito abrumador para retratarnos en ellas, y a veces olvidamos
que a nuestro alrededor existen personas y acontecimientos realmente
extraordinarios.
El pasado 3 de diciembre tuve la
suerte de asistir a la gala que celebra esta asociación en el teatro Víctor
Jara, con motivo del Día Internacional de la Discapacidad. Un evento, en el que
se recopilan todas las acciones de la asociación y que busca integrar a las
personas con discapacidad en la sociedad.
Como explica Jessica Mendoza,
organizadora de la gala, este año utilizaron el cine y enlazaron las
actuaciones con una historia para que la gala tuviera sentido. “Estamos desde
septiembre ensayando con los chicos, el guionista José Valido Sánchez, es el
que nos ha hecho la historia del guión. Él ha estado apoyando todas las
intervenciones que los chicos y los voluntarios han hecho”.
El público que asistió a la gala
disfrutó de las actuaciones del Ballet Sensaciones, de la monologuista Omayra
Cazorla y del cantante Mario Leal, pero sobre todo, descubrió las fantásticas coreografías en la que
participaron los miembros y voluntarios de la asociación, las ingeniosas
intervenciones del presentador y los brillantes personajes que desfilaron por
el escenario buscando un diamante que había desaparecido.
Así lo explican algunos de los
espectadores que fueron a la gala: “Ha sido un acto muy bonito, muy
participativo por el público, toda la gente que ha colaborado y los niños estaban
muy ilusionados. Es una ilusión muy grande para ellos y ayuda a que puedan seguir insertándose en la
sociedad y enseñándoles para que vivan muy felices”.
“Lo que más me ha gustado es
conocer el trabajo que hacen, porque yo conocía la labor que hacían pero solo
de oídas y viendo los bailes que hicieron y demás, descubrí la verdadera labor
que hacen con los chicos y las chicas”, explicó otra de las asistentes a la
gala.
Begoña Santiago madre de uno de
los niños de la asociación expresa que “lo fundamental que queremos es la
inclusión de los niños buscándole un trabajo para que ellos puedan tener independencia”. Respecto a la
gala opina que “cada año se superan. Los voluntarios son la bomba, la verdad es
que estamos muy agradecidos con ellos, es espectacular, todos terminamos
llorando. Este año como he hecho un pequeño papel dentro de la gala he visto
más de cerca el calor que le dan a los niños que es excepcional”.
La otra gran parte fundamental de
esta gala la conforman los voluntarios, tal y como nos cuenta Rosa: “Vine a
través de otra voluntaria, probé, me gustó, me quedé y cada vez tengo más ganas
de que llegue el año siguiente para volverlo hacer. Llevo colaborando con la
gala cuatro años. La experiencia para mí es la mayor satisfacción que hay,
ellos son lo más grande y las estrellas que iluminan ese escenario. Aunque sea
la gala de la discapacidad, ellos pueden con todo”.
Algo que nos recalcaron durante
la gala y es que después de estar tanto tiempo buscando en el escenario: la
pantera rosa, Sherlock Holmes y todos los personajes que pasaron por allí, nos
hicieron llegar a la conclusión a todos los presentes que no debemos dejar que
nunca nadie nos diga que no podemos hacer algo, y sobre todo, que el verdadero
diamante lo tenemos cada uno dentro de nosotros.
Ese es el gran aprendizaje para
el 2018, recordar que las personas más extraordinarias son aquellas que se superan
día a día, que saben que los pequeños detalles son los que realmente brillan y
que merecen la pena, y que todos llevamos un diamante en nuestro interior.
Elizabeth Santana
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