Contraverso. Grito (Contraverso III)
Exhalo
un grito interior en forma de suspiro,
yo ya
no temo a los cazadores de cabezas
y aún
con todo no consigo estar tranquilo,
vaya
a donde vaya me persigue la certeza
más
incierta ¿qué me mantiene en eterno vilo?
Me
pasa algo que me sobrepasa en su dureza
¿acaso
gira el Mundo, o soy yo el que giro?
me
mantiene la inercia, la vida, la pobreza
en el
olvido, llora la tierra sombras de tilo,
la
depresión de las raíces en la maleza,
el
corazón de los granos vivos en el silo
y las
ondulantes manos de su naturaleza,
los
huevos que estremecen la paja en su nido,
me
mantiene a pesar del olvido y la crudeza
de
los recuerdos, en los que yo mismo me abrigo,
y me
aferro a los detalles con todas mis fuerzas:
los
amaneceres, los segundos que contigo
arrebato
al reloj, la poesía, aunque escueza
como
gotas de limón, la utopía que sigo
roja
como el corazón, cazadores que rezan
vana-mente
y me dan risa, como lo que escribo,
todo
ello es la razón por la que hasta ahora no ejerza
el
pecho, en continua revolución, de cabeza,
¿no
será mi vilo por qué coño sigo vivo?
al
menos vencí a los cazadores de cabezas...
al
menos ya sé por qué estoy siempre perdido,
al
menos ya sé por qué mis ojos, con fijeza,
me
ordenan tomar ciertos vesánicos caminos,
he de
hacer el puzzle, y solo tengo una pieza,
la
eterna duda del que piensa, sigame amigo
pero
le advierto que no va a encontrar más riqueza
que
alguna palabra enamoradiza, las mimo
para
que no se apague su léxica belleza,
tampoco
garantizo que no estalle ahora mismo,
nada
garantiza que no le arrastre al abismo,
grito
y espanto a mi reflejo con ligereza
huirán
por el espejo gris en su plomizo ostracismo,
no es
basileo, no es emperador, no es alteza
aunque
a veas que ante él me humillo, subyugo e inclino,
lo
hago porque el espejo es corona de bajeza,
toca
gritar mudo a la cara del destino.
(Fuente: foto propia)
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