Oveja de Taknara (Sección "Lluvia de piedras")
Las
ovejas más viejas contaban que no había que tenerle miedo al matadero. Lo
llamaban “el paso a lanada”, y comparaban el sacrificio con el momento en que
eran esquiladas. Decían: “Cuando nos desprenden de la lana vieja crece una mejor,
que viene con más fuerza”. Con cuentos como ese, mantenían la paz del rebaño.
Así se evitaban rabias, furias, taquicardias, y otras cuestiones consideradas
malas para la salud. Eran las ovejas que ayudaban a conciliar el sueño a los
dueños de las puertas, del perro rabioso, del matadero… Vamos, de los conocidos
acumuladores de lana.
Pero,
un día, una marcha de ovejas negras, que creció en su pasó granja por granja, se
presentó en el matadero. Todo lo allí reunido se estropeó; y, desde entonces,
solo se sacrifican ovejas viejas y está mal visto que un adulto ande con piel
de cordero. Lo cierto es que en Taknara, hoy, los acumuladores de lana están
muy orgullosos de su raza de ovejas negras y las blancas no están bien vistas.
Por eso, nadie entiende como ella (que encabezó la marcha de ovejas negras) ahora
dice que se siente una oveja blanca.
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