Imagen extraída de @elperiodicodeextremadura.com
Cuando las autoridades llegaron a la zona solo pudieron
contabilizar el número de muertes, el Gendarme anoto minuciosamente todos los
detalles del siniestro, su país estaba en una profunda crisis, y era un hecho
evidente que las cosas no iban para nada bien.
Al parecer un adinerado hombre había prometido repartir
alimentos, la gran masa de gente y la necesidad hicieron el resto, los
organizadores del reparto se vieron más que sobrepasados, y el dicho “cuando el
hambre aprieta la vergüenza afloja” se hizo patente, pero más por necesidad
extrema que por rubor, los empujones y tropiezos se sucedieron, un total de 17 muertos,
que tan siquiera pudieron echarse un último bocado a la boca, la cola del
hambre debería avergonzarnos a todos, en un mundo donde se hacen colas
interminables para poseer el último Smartphone y otro donde mueren literalmente por el hambre,
o por el deseo de no padecerla.
Adolfo Ibáñez-Batista
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