Imagen extraída de @ndbooks.com
Descubrí a Djuna Barnes gracias a la novela “El bosque de la
noche” una novela difícil de enmarcar, donde se maneja la maestría en potencia
de la autora con frases que dan pie a varias lecturas, cargadas de un universo inmersivo único, libro
que devore, y que sin duda alguna iba a dar con muchas de las claves existenciales
de la propia escritora.
Djuna nace un 12 de Junio de 1892 en New York, en una
colonia de artistas, sus padres se conocieron estudiando violín, fueron su
padre y su abuela los que muestran a la pequeña Djuna su pasión por el arte, siendo su domicilio un
ir y venir de artistas, casos de los conocidos Jack London y Franz Lizt.
La señora Barnes no tuvo una educación formal propiamente
dicha, culpa o virtud de su padre que no creía en la educación formal, estos
son matices que van incidiendo en la seductora figura de la escritora que nos
ocupa. Hay elementos más escabrosos en la biografía de Barnes, sufre una
violación a los 16 años por parte de un vecino, que para más drama es
consentida por su padre. A los 20 años de edad Djuna es redactora e ilustradora
para el Brooklyn Eagle.
Se puede decir de ella tanto como se lee y se descifra de su
magnífica obra, leyendo “El bosque de la noche” uno tiene la gratificante
sensación de estar leyendo una exquisita prosa poética, tan lúcida en adornos,
que la trama –aunque tampoco pobre- podía pasar a un segundo plano.
Era una mujer que habla sobre el lesbianismo, apasionada de
las fiestas bohemias de la burguesía parisina, donde se hace una gran
conocedora de su noche, amante de las convenciones artísticas, y en todo lo
referente a transgredir y ser transgredida, con una mirada curiosa y vivencial,
donde sus letras parecen sus propios pasos por el mundo. Recorre Europa en esas
ansias de búsqueda, repleta en todo momento de una existencia bohemia, que no
es que llevara de manera natural o por pose
es simple y llanamente que Djuna
Barnes es sin duda la mujer bohemia.
Tenía un marcado carácter aderezado con la ingesta sin
miramientos de grandes dosis de alcohol, así pues podemos marcar dos líneas en
la trama de Djuna, la noche y el día, en la noche tenemos a una escritora
arrebatada, con ansias casi destructivas, que escribía como bebía, como bailaba
o como amaba, por otro lado su faceta del día, tras la escucha de un programa
de radio abandona la bebida, abandona la noche y se dedica a trabajar ocho
concienzudas horas diarias para tejer en tres o cuatro días, unas cuantas
líneas de un poema.
Djuna radical, Djuna exhaustiva, Djuna destructiva, Djuna
creadora, Djuna de noche, Djuna de día, definitivamente Djuna Barnes la mujer bohemia,
que se llamaba así misma “la escritora desconocida más famosa del mundo”
Djuna muere en el año 1982, después de una existencia
repleta de cafés, bares, alcohol, y amores enfermizos. Mujer esbelta, grácil,
de escritura y vida mordaz, muere en el lugar que la vio nacer, deja tras de sí
una vida cargada de excesos y amores imposibles, y una literatura para el
asombro de todos, después de leer “El bosque de la noche” pensé que había
llegado demasiado tarde –a mis 35- al recorrido de su obra, espero que al menos
algunos les llegue antes, después de leer a Djuna Barnes uno desea seguir
devorando su obra, como ella devoro la vida.
Imagen de la izquierda extraída de @mirales.es
Adolfo Ibáñez-Batista.
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