Desde Islandia con amor (Sección "Lluvia de piedras")
Quiso
ser un superhéroe. Aprendió a hacer fuego y que las cosas redondas rodaban.
Impuso la propiedad y después el poder del más fuerte. Hizo de la guerra un
arte y la sufrió, para aprender el valor de la paz. Murió asfixiado y entendió que
era necesario cuidar la naturaleza.
Con su
concepto de comunidad llegó la necesidad de conseguir un consumo responsable, así
que planeó cómo hacer que a todo el mundo le llegara un sustento. El sentimiento
materno acompañó toda su labor y creció infinitamente la responsabilidad para
con sí misma y los demás. Ella, era una auténtica heroína que iba a salvar el
mundo. Un mundo lleno de cicatrices que recordaban otros tantos errores de la
humanidad.
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