Foto extraída de: Desempáticoblog.com
Por origen divino su jefe de estado, así marcaba Dios su
senda de monarcas esparcidos aún por un vergonzante mapa del siglo XXI, no era
cuestión de creer o no creer, era así, y plantearse demasiado era enfrentarse e
estar en la fría mazmorra, decían defender los garantes de tan caduco país, la democracia,
hasta que uno de sus territorios, reclamando a sus líderes, quisieron hacer una
simple pregunta.
La respuesta del sí o no, hacía temer más al país de cuento,
que la propia pregunta, eso era ilegal, decían aquellos de causas abiertas que;
o nunca se cerraban o caían en el olvido, la unidad de la patria, decían otros
como una verdad incuestionable, los más patriotas tenían sus cuentas en otros
lugares, lejos del país idílico que a fuerza de miedocracia no dejaban de
construir, se valían de los juzgados, de términos legales, en una constitución
ingobernable, donde el monarca era el primero y lo primero.
Y en este país de segundones, que siguen la estela del prócer
de todos los ejércitos, pusieron el grito en el cielo, se quebrantan los
derechos fundamentales, decían unos, esos que contemplaban o sufrían los
desahucios diarios, el hambre de pasa manos en los mercados, la vergüenza de
una justicia solo para los ricos, del bussines de los masters de los niños del “papa
estado”
Se divide el país con un país roto desde el principio de la
historia, laico incrustando a espada la cruz, durante siglos y siglos,
estableciendo en el mundo sus factorías de odio y exterminio, el país de
cuento, tenía una oportunidad única de hacernos creer sobre uno de sus pilares sustentado
en la democracia, pero esa etapa de la historia nos la demostrara el tiempo.
Ustedes que piensan ¿si o no?
Adolfo Ibáñez-Batista
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