El arte de San Kuo (Sección: "Lluvia de piedras")
El
noble oriental Sun-Tzu, volvía a sentir esa sudoración excesiva e irrefrenable
ansiedad. Aquellos achaques, cada vez más frecuentes, le hacían perder la
consciencia y lo hundían en las más tenebrosas lagunas de su espíritu. Hace
casi 2500 años de aquello.
Durante
las crisis, aunque no admitía tener consciencia de ello, rondaba pendenciero
los lúgubres suburbios de los barrios bajos. Con todo descaro bebía sake,
fumaba opio y participaba de toda orgía a su alcance. A veces, aparecía días
después totalmente agotado o con síntomas de haber sido -por lo menos- apaleado.
Fue
una sorpresa encontrar el manuscrito que firmaba San Kuo, embuchado en forma de
varios facsímiles, y que no era otra cosa que un tratado sobre como gobernar
simultáneamente los tres reinos. Pasaba de uno a otro alternativamente sin
causar ausencia en ninguno, decían que era omnipresente. Según el texto, lo
hacía sin el mínimo esfuerzo. Quizás, gracias a las alas de sus pies, que le permitían
saltar millas con cada paso. La verdad, el escritor de aquello no encajaba con
el personaje ruin que terminaba siempre como un indigente, pero las leyendas siempre los asociaron.
Hoy,
los estudios sobre su vida han verificado que Sun-Tzu, realmente, era más bien
bajito. Bajito, entre los gigantes de su estirpe; por eso luchó siempre para
ser San Kuo.
Nunca me defrauda este autor...muy bueno.
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