"Lluvia de Piedras": La Laja

Modelo: Yoshira R.

Amanecía. El Sol calentaba lentamente todo su ser, de uno a otro lado de toda la zona superior, todo lo directamente expuesto, lentamente.

Había sido testigo de fuertes tempestades; allí, tan cerca de la orilla. Vio profundos pensamientos de pescadores nocturnos y diurnos. Pero también sufrió sus vómitos y orines, fruto de furtivas borracheras. Oyó cochinas tramas políticas y empresariales. Olió lágrimas de desamor o rabia. O, justo como la pasada noche, se sintió bañada por los sudores y todo tipo de fluidos de gente que se revolcaba sobre ella, que fabricaba amor ante la mirada de las estrellas.

La laja estaba ahora desierta. Aunque seguro que no tardarían en volver a escogerla antes que a cualquiera del resto de aquellas rocas.

*

La acusaban de ser fácil. Decían que era cómoda para cualquiera. Achacaban su soledad a que supuestamente era una blandengue, pero no decía lo mismo quién había tomado contacto directo con ella. Realmente, la descalificaban por celos, pero la aislaban sin piedad y siempre acababa sola, cubierta de sal.

Seguramente, todo eso la hizo madurar más. Pero ella seguía disfrutando de que la gente la escogiera, la diferenciaran inmediatamente. Era distinta, desigual y sin embargo, más deseada. Nada la haría cambiar: su carácter estaba esculpido en piedra ancestral y sería así hasta el final de los días.

Pedro G. Cánovas 

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