Imagen extraída de @minutouno.com
Fueron varias asociaciones las que fueron de la mano junto
con miembros del Seprona, los que acudieron al lugar del espanto en la tierra.
Los cadáveres estaban por todas partes, canes de todos los
tamaños y razas, en estado lamentable muchos de los perros devoraban los restos
de los cadáveres.
Habían gavetas llenas de muerte, de restos de huesos, de perros
en descomposición, en una orgía de carne, hueso y dentelladas.
Lo perturbador era contemplar cadáveres de perros vestidos
con ropas de niños, canes crucificados, muchos de los perros eran violentos,
testigos sin capacidad de poder narrar las atrocidades vividas en esa antigua cuartería
de la isla.
Todos se debatían entre si era parte de un criadero para
rituales satánicos o fruto de una mente perturbada, pero quizá deberíamos pensar
que ambas son la misma cosa.
Adolfo Ibáñez-Batista
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