Imagen extraída de @publico.es
La cifra preocupaba a todos, mes si mes también se producían
tiroteos sobre la población educativa, no se trataba de grupos terroristas, ni
siquiera de algún perturbado exterior a los centros, en todos los casos era el
propio personal o alumnos del instituto los que reproducían la macabra escena.
Lo más preocupante
era que las armas tenían más derecho que las personas, y el reguero de pólvora
se extendía apacible con su sombra larga de muertes, la última ocurrencia del
presidente armar al profesorado, las armas estaban defendidas por la
constitución, era una de las máximas del país de las libertades, el país de las
libertades, el paraíso de las armas se estaba convirtiendo en el infierno de
las personas. Continuarían las matanzas día a día, había que mantener al país,
había que mantener la industria.
Adolfo Ibáñez-Batista
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