Contraverso. Las Palabras


Palabras sueltas
Recorrí cada calle de la gran ciudad,
buscaba palabras que te describieran
con vanguardismo, con la originalidad,
neones, parques, daba igual cuáles fueran,
pero todo sonaba a creado ya de antes.
Buscaba palabras sueltas, aún no creadas,
¡miedo a no verlas y tenerlas delante,
tenerlas delante y no percibir nada!
Yo pensaba en mi musa decepcionada,
amargo, como un cuadro azul de Picasso,
triste, como la letra de Sastre, presa
de otros tiempos, decidí darle un repaso
a algún poemario ¡y qué grande mi sorpresa!
No encontré ni rastro de palabra increada,
busqué en miles de libros un adjetivo
en el que te pudieras ver reflejada,
pero ni rastro del término, y esquivo
el término: literatura fracasada.
Busqué, y hasta en los más afanados maestros
encontré las mismas letras repetidas,
iguales amores y hasta iguales vidas,
¿era mediocridad o pedantería?
La nada nada engendra, se suele decir,
y creo que mi musa me perdonaría
si con letras toscas quisiera describir
lo que inspiró la cariátide Talía,
sin escritura automática, tampoco
describiendo oníricos sueños, formando
con palabras sueltas música de oídos roncos,
me niego a renegar del tiempo pasado.
Baste con decir que en su mirada quedo inmerso,
baste con que prenda la yesca del Universo.

Me moría de memoria
Recuerdo aquella tarde, me mataba la memoria,
cabeceaba musicalmente la cebada,
luchaba contra el suelo el grano y florecía euforia.
Recuerdo risueñas mejillas sonrojadas
y también el verso que de ellas nació inspirado,
lo que no recuerdo es con qué otro verso debía rimar
así que se quedó sin estrofas, olvidado.
No es “nuestras vidas son los ríos que van a dar al mar”,
tampoco “puedo escribir los versos más tristes esta noche
y estoy seguro que no tiene nada que ver
con Marinetti y el futurismo, porque tú no eres un coche.
El verso necesariamente debía ser,
haberlo olvidado es casi un pecado
y no es algo que suela pasarme: lo apunto todo,
se desagradable o delicado,
sea lindo o precioso, lo apunto de todos modos.
Si no lo apunto al menos lo cuento,
me aterroriza cuando la palabra perece,
y con frecuencia se la lleva el viento,
aunque también me queda grabada a fuego a veces:
no es el caso. Había encontrado el verso ideal,
ese verso que vale por todos los demás,
infinito, por encima del bien y del mal,
su olvido me duele, como imaginarás.
Bueno, igual no era un verso tan perfecto,
pero ya se sabe: tiempo pasado siempre fue mejor.
El recuerdo aúna lo torcido y lo recto,
lo bueno y malvado, triste y alegre, el odio con amor,
y por no juntar el Cielo con el Averno
llevo siempre conmigo un pequeño cuaderno.






(fuente: https://arthistoryproject.com)

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