Vuelta a la Edad Media. Relatos Crudos 12.
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Centro de comunicaciones, Washington.
El sargento estaba cariacontecido ante lo que veía en la
pantalla, su teniente paso al lado y contemplo atónito el monitor, todo eran
puntos verdes dirigiéndose a la base.
-¿Quién es el enemigo?
-Nosotros mi teniente.
Menciono fríamente el sargento.
El teniente trago saliva, cuando quiso reaccionar ante el
mayor de sus desafíos, casi sin dar tiempo a que su nuez se recolocara, un
pitido sordo hizo estallar sus tímpanos, ya daba igual todo fueron escombros, miembros
amputados, la parafernalia tecnológica del ejército más poderoso del mundo se
estaba haciendo añicos por minutos.
El arsenal militar más tecnológico de la
nación más poderosa del mundo se volvía contra sí mismo, el algún episodio de
la historia se decidió dotar de cerebros a las máquinas, y esas máquinas
estaban siendo controladas por el enemigo. Los medios de comunicación no daban
crédito a las noticias que llegaban por minuto a la redacción, pero también
estaban siendo atacadas, algunas zonas del país se habían quedado sin luz, otras
incomunicadas, en algunos países de Europa estaban pasando por lo mismo.Las cárceles de mayor seguridad abrían sus puertas, y los
presidiarios primero asombrados, salieron en tromba, los semáforos en las
calles fallaban, impactaban unos coches contra otros, muchos de ellos “inteligentes”
atropellaban a los peatones sin resistencia alguna.
“Se perdió la señal por
cable”, decía un niño de unos quince años sentado en una silla mientras
contemplaba los dibujos animados, con los carrillos llenos de Corn Flakes, al
poco la televisión inundo su salón con un F18 que previo impacto con el techo
asomo su morro a escasos 10 cm de su cabeza, se orino encima, mientras no paraba
de llorar.
Europa -mientras pudo- solicito a sus habitantes que no salieran de
sus casas, después las calles de medio mundo se llenaron de velas, mientras
había explosiones por doquier, habíamos vuelto a la Edad Media.
Un asiático daba vueltas sobre sí mismo con la silla
giratoria, veía como dibujos abstractos a sus compañeros de ejército, era una
milicia distinta, era un ejército armado con teclas en vez de con balas. La
tercera guerra mundial había comenzado.
Nota para el lector: En las últimas horas, el mundo se ha
despertado con varios ataques informáticos a gran escala.
Adolfo Ibáñez-Batista.
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