EL CLUB DE LA LUCHA INFANTIL. RELATOS CRUDOS 13.
-Acompáñame al coche.
Algunos de sus compañeros no dudaron en tirar del móvil.
El policía lo acompaño abrió la puerta trasera del coche
patrulla, mientras le ponía la mano en la cabeza, para que no se autolesionara,
evitaron esposarlo, seguía siendo un niño.
El joven soltó un resoplido lleno de indignación.
-¿De qué se me acusa?
Acertó a preguntar indiferente.
El conductor, lo miro o hizo el gesto, no se podían advertir
sus ojos ocultos tras unas gafas de sol.
-Esto no va así, pero supongo que sabes de qué se le acusa,
en comisaria le harán unas preguntas, ya le espera un abogado de oficio en la
misma.
-¿Qué es un abogado de oficio?
Ambos policías se miraron sorprendidos.
El acompañante que minutos antes había detenido al chico,
miro al niño, con cierta condescendencia inconfesable.
-Verá es un abogado que le da el estado en caso de no poder
pagarlo…
El niño lo interrumpió en tono brusco.
-¿Qué le hace creer que no pueda pagarme un picapleitos?
El niño se limitaba sin duda a imitar a sus adultos.
En comisaria el niño guardó silencio, solo habló para pedir
un buen abogado, se le permitió una llamada y sorprendentemente no fue a los
padres, alguien con más mala idea que los niños había usado su “inocencia” para
hacer negocios, el niño solo era la punta del iceberg…
Notas para el lector. Hace pocos días se conocía el video de
una agresión a una menor en un centro educativo de Tenerife. Los relatos crudos
es una ficción basada en la realidad que siempre superará lo ficticio.
Adolfo Ibáñez-Batista
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