EL CLUB DE LA LUCHA INFANTIL. RELATOS CRUDOS 13.

Imagen extraída de: http://www.laopinion.es/sucesos/2017/05/16/matala-revientala/776075.html


La detención no fue complicada, quizás era más difícil de entender todo lo que acompañaba a la misma, no es que fuera algo rutinario, pero tampoco era excepcional –desgraciadamente- en algunas ocasiones se tenía que intervenir a la salida de un instituto, pero lo que rodeaba a este caso sí que era excepcional. Todo apuntaba a que se trataba de un caso de Bullying, el que en pocos minutos sería detenido, aparecía en varias redes sociales dando una paliza a otro niño, hasta que la víctima lograba zafarse, no sin antes ser grabado por los amigos del futuro acusado, se expandió el vídeo como la pólvora en las redes sociales, e incluso en los medios de comunicación, al poco que la policía indago, vio asuntos más turbios, donde se veía al chico en cuestión y varios compañeros en peleas multitudinarias, con apuestas de por medio fielmente transmitidas en directo por las redes sociales.

Se filtró algo a la prensa, era casi imposible que no pasará, pero la policía sabía que solo era la punta del iceberg, es complicado detener a un niño de su edad, pero tenían pruebas suficientes para -como mínimo- llevarlo al centro de menores, el coche de la Policía Nacional se detuvo en la misma puerta de salida del instituto, no llamarían la atención, en realidad desde la denuncia de los padres del video de la paliza se habían doblegado los esfuerzos, para que no volviera a ocurrir, uno de los policías salió del vehículo, el chico salía rodeado de colegas del instituto muy sonrientes, pero nada más contemplar al policía se le enturbio la mirada, hizo el amago de correr, pero el policía le puso la mano en el codo.
-Acompáñame al coche.
Algunos de sus compañeros no dudaron en tirar del móvil.
El policía lo acompaño abrió la puerta trasera del coche patrulla, mientras le ponía la mano en la cabeza, para que no se autolesionara, evitaron esposarlo, seguía siendo un niño.
El joven soltó un resoplido lleno de indignación.
-¿De qué se me acusa?
Acertó a preguntar indiferente.
El conductor, lo miro o hizo el gesto, no se podían advertir sus ojos ocultos tras unas gafas de sol.
-Esto no va así, pero supongo que sabes de qué se le acusa, en comisaria le harán unas preguntas, ya le espera un abogado de oficio en la misma.
-¿Qué es un abogado de oficio?
Ambos policías se miraron sorprendidos.
El acompañante que minutos antes había detenido al chico, miro al niño, con cierta condescendencia inconfesable.
-Verá es un abogado que le da el estado en caso de no poder pagarlo…
El niño lo interrumpió en tono brusco.
-¿Qué le hace creer que no pueda pagarme un picapleitos?
El niño se limitaba sin duda a imitar a sus adultos.
En comisaria el niño guardó silencio, solo habló para pedir un buen abogado, se le permitió una llamada y sorprendentemente no fue a los padres, alguien con más mala idea que los niños había usado su “inocencia” para hacer negocios, el niño solo era la punta del iceberg…

Notas para el lector. Hace pocos días se conocía el video de una agresión a una menor en un centro educativo de Tenerife. Los relatos crudos es una ficción basada en la realidad que siempre superará lo ficticio.


Adolfo Ibáñez-Batista

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