La ballena azul.Un juego mortal. Relatos Crudos 10.


Imagen extraída: nuevamujer.com




María empezó dibujando una ballena azul en su cuadernillo de clases, la depresión ya venía de largo, así como su silencio, casi perpetuo, no es que María estuviera callada siempre, pero no hablaba de su dolor, solo lo hacía con su “curador”, este conocía la voluntad de la niña de acabar con todo, se conocieron -si se puede llamar así- en un foro cerrado de internet, y fue María quien se puso en contacto con su curador.

En la pantalla fría de su ordenador está iba pasando una serie de pruebas, las pasaba todas con facilidad, mientras se planteaba, si realmente, pasaría la prueba definitiva el último nivel, se había tatuado una ballena, con una hojilla en su antebrazo, la disimulaba del mundo con algo de dolor, gracias a las mangas de sus camisetas, que últimamente todas llegaban hasta el codo. Se había despertado en la madrugada, a ver los videos que su “curador” le enviaba, imágenes terribles que la reafirmaban en su determinación de seguir jugando hasta el ansiado final. Desde que se tatuó la ballena en el antebrazo, puso en el estado de su red social “soy una ballena” ya no había marcha atrás, ya empezaban las pruebas donde la niña, se colocaba en lo alto de edificios y puentes, se había reunido con otras ballenas por mandato de su “curador”, y se habían dado ánimos para seguir adelante.

Ya habían pasado 49 días, desde los 30 días hasta los 49, todo el tiempo andaba visionando videos de terror y gore, y cada día un corte distinto, todo estaba listo. Preparo la mochila, dispuso en su interior, una banda de tela negra para ponerla en sus ojos, y una go pro con el fin de demostrar que había llegado al final del “juego”.

Se subió a lo alto de un edificio, miro las puntas de sus pies, había un sol espléndido, se había preparado para la última prueba, pero todo era distinto, ya no había marcha atrás, se puso la go pro en su cabeza, y luego puso la banda negra de tela sobre sus ojos. Las tomas de la go pro daban bandazos, cielo, puntas de pies, suelo, dependiendo del ángulo, y los movimientos que la niña hacía con la cabeza, escuchaba algunas voces, seguramente esas voces trataban de impedir que finalizará el juego, así que salto, las tomas iban a gran velocidad, captando paisajes que parecían brochazos de arrebato de algún pintor, el edificio era alto, pero de repente María impacto…

No supuso nunca, que el suelo fuera tan blando, ni la muerte tan dulce, alguien la tomo por los hombros, y le quito la banda negra, le pusieron una manta térmica, alguien levanto un pulgar, le temblaban las piernas cuando bajo de la colchoneta, la llevaron a la ambulancia, le habían salvado la vida, pero ella quería morir.

Notas para el lector: El juego de la ballena azul, se creó en Rusia, ya se han producido varias muertes, los “curadores” son adultos que van guiando al niño a su suicidio, el mortal juego ya está diseminado en varios países de América latina y España.
Los relatos crudos son ficciones literarias basadas en una realidad que siempre las supera.


Adolfo Ibáñez-Batista

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