¿TODAS LAS VIDAS VALEN LO MISMO?. RELATOS CRUDOS 14.

Imagen extraída de minutouno.com


En una parte del mundo la tragedia perfora los globos oculares de todos, se contabilizan las víctimas, se rinden homenajes, se hace viral la sangre, como si de un reality show macabro se tratara, el mundo mira ojiplático y cariacontecido, se extrema la alerta, alerta máxima, uniformes en las calles, el debate se centra después en las imposiciones de seguridad que nos quitan la libertad.

Mientras en la otra parte el mundo, nadie mira la tragedia, el horror es rutinario, las víctimas pareciera que no tuvieran edad, ni nombres, solo parecen numeros, sus cuerpos inertes a nadie importan, en la otra parte la libertad, es solo una palabra inalcanzable, una utopía.

En una parte los muertos tienen nombre en la otra solo son cifras.

Así los rotativos hacen blanco en las emociones de todos, porque los humanos nos conmovemos, pero también es de humano que en las pupilas se nos vaya formando “callo”, que nuestras miradas se vayan volviendo frías, porque en otra parte del mundo, no existen ya los funerales, se les ha robado hasta la posibilidad de contar sus víctimas, mandamos aviones que lanzan toneladas de terror por cielos a donde ya nadie se atreve a mirar, las bombas caen en el lado del mundo que no importa. Ellos los terroristas, los radicales, los fundamentalistas, los de la Edad Media, nosotros los democráticos, los moderados, los “de bien”, los de los tiempos modernos.
¿Aún nos creemos el cuento?

Adolfo Ibáñez-Batista


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