LANCE TABÚ. ABEJA REINA.



ABEJA REINA

En la zona más boscosa se había construido una casa de grandes dimensiones. La
vegetación daba una intimidad buscada lejos de curiosos. Tenía una sola planta y techos
de gran altura. En una de las partes se habían construido dos torres con sendas cúpulas.
Dentro, las paredes de los pasillos y el patio central estaban alicatados. Fuera, el
perímetro de la construcción estaba rodeado por un ancho canal de agua, con
profundidad, que obligaba a acceder solo por la puerta principal. El conjunto recordaba
un fuerte de estilo arabesco. De manera secreta se conocía por La Colmena.
Cada día de reunión a partir del mediodía, iban llegando de manera sigilosa coches de
alta gama. Aparcaban en una cochera de aparcamientos individuales que guardaban con
recelo la identidad de los ocupantes. Se podía entrar vestido con lencería o desnudo.
Con la cara descubierta o con máscara. Las máscaras eran doradas. Algunas con plumas
doradas y negras. Los conjuntos de lencería eran dorados y negros. Según iban pasando
las horas los participantes de aquellos encuentros se iban situando alrededor de una
fuente central. Se bebía vino de alta calidad principalmente. Bellas y bellos camareros
con el torso desnudo y un halo de purpurina dorada, servían dulces realizados con miel
de abeja. También había servidores de miel de abeja, de uso libre para los participantes.
Cada uno de ellos pagaba una cuota por el consumo de bebida y comida, jamás por
sexo. En este lugar cada uno era responsable de lo que quería y hasta donde estaba
dispuesto a llegar. Muchos se conocían por haber coincidido antes en alguna otra cita de
abejas obreras y zánganos, como les gustaba llamarse. La práctica más común era dejar
caer miel sobre cualquier parte del cuerpo mientras se dejaba que otro u otros la
chuparan.
Parejas, tríos y grupos varios se iban formando. Las escenas de sexo eran compartidas.
Unos participaban de forma activa, otros miraban. Gemidos de placer venían de salas
contiguas de los que necesitaban intimidad. Desnudos, tendidos en sillones inmensos o
alfombras en el suelo, los que se dejaban llevar por Morfeo. A las seis de la tarde se
habilitaba la zona de duchas y el servicio de limpieza recogía de manera rápida. Todo
quedaba perfecto para le llegada de La Abeja Reina. Sobre las siete en punto La Abeja
Reina luciendo una fantasía dorada con un gran tocado, aparecía en la zona central.
Mientras sonaba la música se iba deshaciendo de su gran vestido dejando su cuerpo
curvy desnudo. Bailaba de manera sugerente ante un público expectante por saber quién
sería el elegido. En cada reunión de La Colmena, La Abeja Reina elegía un zángano o
una abeja obrera y tenían sexo delante de todos. Luego elegía un pequeño grupo al azar
que estaba obligados a ser sus esclavos y darle placer lo que quedaba de fiesta en una
zona VIP privada. Esto era otro nivel dentro de La Colmena, nivel que todos ansiaban.



     
                                                                                                                     Celia Sánchez

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