Donde ocurre todo (Sección "Lluvia de piedras")



Obra de Andrew Salgado

Era capaz de cerrar los ojos y, tras una sola respiración profunda, convertir la oscuridad en negro. Después, aparecían colores tenues, el viento imperceptible que vuela una cometa preciosa mientras apenas mece las flores embriagadoras, el ruido lejano de la cascada brillante y lenta que lava un sendero de piedra lisa, el mullido colchón de césped que le da descanso y paz… Y, al abrir los ojos de golpe e incorporarse, encendía el ordenador y ponía en la televisión las noticias. Otra vez, un arcoíris sobre el desierto; una denuncia por agresión de la policía; nieve en famosas playas turísticas o un iceberg visto desde las costas del caribe; una multitud organizada era tiroteada, apaleada, dispersada, y apaleada otra vez y arrestada mientras les escachan contra el suelo.
Era un artista romántico, con un rincón de escape secreto colmado de poesía que lo llevaba a un mundo idílico. Escribía sobre los sueños que recordaba esforzándose mucho, simplemente, porque la realidad y las cosas mundanas las rechazaba y prefería que no existieran.



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