Contraverso - Los arroyos del tiempo
El
rodillo de los arroyos del tiempo
me
arrolló ayer noche: amenaza mortal,
amenaza
que llega en forma de espiral
aérea,
remolino en un mar de viento.
El
arroyo es una llamarada fría
que
ocupa el cielo entero, bóveda roja
que
preocupa, que te encierra y te acongoja,
un
rodillo que va aplastando la vida,
un
rodillo titánico, gigantesco.
A
veces me pregunto si existe el tiempo,
y
¿por qué aún así no tomamos ejemplo
del
liquen que crece en los rincones frescos?
En
las rocas grabadas con espirales,
meandros
y helioformes, la memoria
de
un pueblo que quiso dejar a la historia
el
fuego congelado en grutas ancestrales.
Llamaradas
que nos retuercen las rutas
del
provenir, arroyos que nos arroyan,
una
riada aquea que sepulta Troya
y
la astucia derruyendo la fuerza bruta
de
sus prolongadas murallas, intento
-¡Intentos!-
De conquistar un reino ajeno,
intentar
llenar el vacío con lleno
y
¿luego? Luego solo quedan lamentos,
los
llantos ante la muralla destruida,
arroyo
de fuego que todo lo puede,
dolor
de dolores que todo lo duele,
muerte,
sutil sustituta de la vida.
Son
arroyos de tiempo, y se deslizan
incluso
bajo nuestros pies que los pisan.
(Fuente de la imagen: https://www.misterica.net/tag/petroglifos/)
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