AcrAtAcreA, mi padre (tuerto por el boxeo)



Él, era el pirata escondido de la venganza de otros piratas, pues conocía el secreto del tesoro maldito, yo lo sabía de niño.
Con el tiempo se me antojó transformarle, de pirata a Polifemo, yo el Ulises víctima de su encierro, del que escapaba, a diario, con mi piel de cordero adolescente, hacia mi tribu, olvidando sus consejos y avergonzándome de él.
 Mi madurez, sus silencios, las charlas repletas de vinos y vidas, forjaron la amistad negada al ver su mirada limpia y conocer el ser humano oculto en la piel del padre. Le asigné, la que fue para mí, su verdadera identidad: Antihéroe de cine negro, boxeador mal herido que el hambre dejo tuerto, a golpes literalmente, peleando desde niño huérfano de padre, por unas monedas, en gimnasios improvisados con apuestas de cambullón, de patriarcas de galerías de agua, de militares ociosos y de opacos seres con diente de oro, fino bigote, coche y querida.
Bebedor de triunfos y derrotas, de juergas de burdel, finalizadas con tangos de Gardel, abandonadas cuando el amor llegó.
 A su vejez,  me confesó que perder no importa, que la derrota es la lección más preciada, y curte la blanda piel.
Se me fue cuando él quiso, como quiso, fue en su último combate, en el último round. El cáncer le ganaba por puntos, casi noqueado por éste sacó un directo  de izquierda y lo fulminó cuando su cuerpo cayó desde la ventana.

Jesús Abreu 2019

Comentarios

Entradas populares