FIRMA INVITADA. ARMANDO RAVELO.

Nuestra firma invitada de hoy Armando Ravelo.

Armando Ravelo nace en Telde en 1982. Desde muy temprano muestra una curiosidad innata y una tendencia a la actividad artística, dibujando, escribiendo relatos cortos y realizando cortometrajes con sus amigos de la infancia con una vieja cámara VHS de su abuelo. 
También desde la niñez surge un importante interés hacia la historia de Canarias y en especial en la etapa aborigen de las islas.
Resultado de esto, muchos años después comienza su Proyecto Bentejuí, mediante la cual lleva ficciones históricas al cine  y al teatro, y próximamente en la novela. Ansite (2011), Mah (2015), La Tribu de las 7 Islas (2017) y Ancestro (2017) son algunas de las obras que han cosechado buenas críticas y acogida entre el público y la crítica de las islas y en algunos festivales a nivel internacional.
Actualmente se encuentra escribiendo su primera novela basada en la vida del legendario guerrero canario Doramas.

De las primeras cosas que recuerdo estar haciendo en mi infancia es leyendo o dibujando. No tengo memoria de la época en la que no sabía leer. Me producía una gran satisfacción también ver alguna película que me emocionara y divirtiera. En algún momento, y ese día si lo tengo cincelado en la memoria con gran nitidez, me pregunté si yo podría crear en los demás la sensación que en mi producía leer alguna buena historia o ver algo en la pantalla que me dejara buen sabor de boca.Y lo intenté escribiendo alguna historia que luego leía a mi hermano y luego, en una versión más desarrollada del concepto, representando con muñecos una función inventada para que mi primer espectador lo pasara bien.  A partir de ahí he intentado encontrar una voz para narrar lo que mi cabeza iba forjando a través de la observación interna y externa. 


Siempre he escrito, pero la primera actividad pública que mostré fue el cine, en donde encontré un arte hecha de artes y artesanías, de personas, y máquinas, de artistas y técnicos, apasionante pero desafiante y arduo al tiempo. La complejidad de decidir desarrollarla en una tierra poco dada a fomentar y leudar proyectos culturales lejanos a los habituales, sumaron complicaciones al reto. Pero podría decir que sobreviví, también artísticamente, y mi idea de contar parte de la historia canaria se trasladó al teatro donde he desarrollado dos obras infantiles y una adulta, de la que me siento especialmente orgulloso. 
He intentado inspirarme del trabajo de Akira Kurosawa, pese a que es evidente que mi talento no alcanza ni a su sombra. Su forma de narrar con imágenes me parece magistral. Plasmar parte de la historia de su país con esa clarividencia y pasión es otro de los motivos que insuflan la admiración que le tengo. Considero de vital importancia que los artistas podamos ser conscientes de la necesidad de intentar enriquecer el jardín del mundo de historias propias y con alma, aportando la flor de nuestra cultura. No significa que todos deban consagrarse a ello, pero es algo que siento en lo más profundo, es importante para que la diversidad no desaparezca ante un mundo tan salvajemente colonizado por una cultura invasiva. Es un acto de resistencia cultural.



Al teatro me he acercado como amante ocasional, con la cautela y admiración del que respeta un arte que desconoce más que conoce. Me interesa especialmente la matriz que representa el teatro vacío, esa caja oscura en la que los ensayos van haciendo que germine algo de vida, poderosa y desatada, que termina siendo la representación.
El cine es un arte estremecedor en el que las posibilidades de controlar la obra se reducen a esperanzas vanas. La película que terminas haciendo es la película que pudiste hacer, no la que quisiste hacer. A veces es mejor, a veces es peor. Son tantos los componentes que entran en liza que dirigir es como cabalgar un corcel, más o menos salvaje, que tiene cierta tendencia a desbocarse. 



Escribir es otra cosa. Es la oscuridad de tu mente, la luz que a veces se enciende y la posibilidad de iluminar algunas páginas para que alguien se acerque a observar bajo la llama que has podido crear allí. Me aporta paz, plenitud y sentimiento de realización. Es un complemento perfecto a la actividad en el cine.
¿Qué me gusta más? Ambas, forman parte de una especie de dualidad creativa que hace que sienta que avanzo. ¿Hacia dónde? Eso está por ver.










Armando Ravelo.


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