CONTRAVERSO. Y tú, soberbia mía


Primero fue la materia,
luego gusanos y peces
sin boca, de cara seria.
Pero es el azar, a veces,
el que hace caer las estrellas
y transmuta las especies
de nuevo en materia muerta
-y llega esa época, “bella”,
de recomenzar de vuelta-
y aparecen gigantescos
hongos-árbol por la tierra,
bosques morados y frescos
que a roca viva se aferran.
Llegan grandes arthropleuras
devoradoras de helechos
y temibles meganeuras
con ojos grandes y al acecho.
Pero el mundo articulado
prendió en primitivos fuegos
el esplendor del pasado
y ahora es parte de nuestro suelo.
Sobre blancas cenizas
se mueven ya los reptiles,
cazando, sin mayor prisa,
moscas y arañas por miles,
pronto dominarán todo,
pero antes, otra extinción.
Nuevamente nace el lodo
en medio de la evolución,
con mamíferos peludos
y pequeños dinosaurios
a la sombra de tozudos
placerias extraordinarios,
también el cielo azul y el mar
han sido colonizados
por este tipo de animal:
reptiles en todos lados.
La escama se alarga y nace
la pluma, el pteranodon,
majestuoso, se deshace
a puro ritmo de extinción.
Cae la sentencia del cielo,
y aunque ya estaba acabado,
el tiempo atrapado en hielo
se hace parte del pasado,
y con él las ammonitas,
tan redondas y espirales,
tan inertes y bonitas.
Ahora cazan animales
pájaros-bestia, atroces
predadores de caballos,
que escapan, pero ni a coces
hacen sombra a su tamaño:
son caballos como gatos
y elefantes como cerdos
que van a pastar un rato
entre indricotheriums tercos.
Pero emprendieron el vuelo
estas grandes aves sin alas,
llegaron sombras de hielo
nuevas, ni buenas ni malas,
cubriendo la tierra yerma
mamuts y seres extraños
que caminan a dos piernas,
parecen no causar daño
en la boca del smilodon.
Comienza una larga historia
de juegos y de ilusión,
de quimeras ilusorias,
donde un recién llegado
se considera el motivo
de todo lo que ha pasado
y así se siente más vivo,
y así se siente en la gloria,
considerando a su ombligo
el fin último de la historia.
Y tú, una centésima
de segundo, pides mi amor
eterno. Idea pésima,
empeñarse en ser el autor
de segundo tan soberbio.


(Fuente: www.spoonflower.com Obra de Ernst Haeckel)

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