Diana (Sección "Lluvia de piedras")


Siempre era muy acertada en sus afirmaciones. Por su edad, sabía que antiguamente se guardaba un aguinaldo para carteros, porteros, etc. Pero ahora dudaba que «aguinaldo» siga existiendo en el diccionario. Decía que el sereno tenía todos los días libres, pero las calles eran mucho más seguras por las noches. Ahora, «sereno» ya no significa lo mismo: «seguro», aseveraba ella con una sonrisa impropia de quien, ayer mismo, había despedido a un trabajador.
Ahora todo es diferente. Hoy, los butaneros no cargan bombonas tan pesadas, pero tienen más clientes y el tráfico ha aumentado terriblemente; y ya, ni pilotos ni azafatas dicen que los turnos se pasan volando. Viene la robotización y, sin llegar, el trabajo escasea y ha cambiado mucho. Pero a Diana no le tiembla la mano si ahora mismo tiene que echar a otra persona.
Ella, lo clava cuando habla de «optimizar»: les encanta a los dueños. Seguramente, los jefes son los únicos humanos de la empresa y Diana su mejor recurso. Siempre fue muy certera; y si mañana, por rentabilizar o dar un escarmiento, tiene que dejar sin trabajo a alguien, lo hará sin desviarse un ápice de su objetivo.

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