Génesis (Sección "Lluvia de piedras")




Esa curva rojiza, ovalada y carnosa, despertó un deseo desconocido y provocó que instintivamente se entreabriera poco a poco su boca. Como un acto reflejo, la de él estaba cerca de morderla y saborear la dulzura de su tacto; ya soñaba con adentrarse en la húmeda caverna para beberla toda. Sus miradas alternaban cruces entre ojos y labios.
- Eva, te presento a Adán.
Casi al instante, crujió la ruptura de la cáscara del primer tabú.



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