Imagen extraída de todofondo.com
Todos los 7 de agosto recibía la misma postal, remitente
Peter Pancic, a ella le recorría un escalofrío, cierta añoranza, y una tierna
sonrisa. La misma postal que depositaba en la primera gaveta de su dormitorio,
ya coleccionaba un total de 25.
Tampoco cambiaba el mensaje, ni el lugar, aquel hotel en
aquella isla, donde vivió su primer amor, un amor de verano, en la edad donde
se descubren los besos.
A ella el paso de los años le iban pesando, su recuerdo era
el de un apuesto joven pelirrojo, Peter cada año, recordaba aquel encuentro
estival de la misma manera.
Deja la ventana abierta, no cosas nunca tu sombra, no dejes
de ser una niña que descubre, y no digas, nunca, nunca jamás. Peter Pancic.
Su marido se sonreía, con la mirada infantil que a Wendy se
le ponía, y como le restaba importancia diciendo que había gente que no
maduraba jamás.
Adolfo Ibáñez-Batista.
|
Comentarios
Publicar un comentario