Imagen extraída de: @versionfinal.com.ve
Más que un viaje de turismo o placer, parecía un viaje de
simple supervivencia, Antonov adelanto el regalo de cumpleaños de su pareja. El
acoso que sufrían ambos ya era insostenible, de las pintadas, a los insultos,
llegaron las amenazas, así que una semana antes del cumpleaños de la persona
que más amaba, Antonov abrazo a aquella persona que más quería con toda la fuerza
del mundo, y partieron a llorar.
El destino fue una isla cercana al océano Atlántico, cuando
llegaron y vieron la normalidad, se dieron mil abrazos sin tener que guardarlos
en secreto, cuando Aleksey le comento que si las vacaciones podían demorarse,
Antonov decidió que vivirían en ese lugar para siempre, el mundo no se merecía
tener que vivir en otro sitio del que uno nace por elección o preferencia sexual, pero mientras
este fuera así, Antonov y Aleksey encontraron su paraíso perdido.
Adolfo Ibáñez-Batista
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