El león de Roma (Sección "Lluvia de piedras")




Un extremista religioso que gozaba expresándose como auténtico integrista, pero que además se había convertido en vegano, argumentaba que su religión siempre contempló a los animales como seres vivos, parte de la obra de Dios, y que por eso él no comía animales y el resto de las especies los respetaba y los reconocía cómo hijos de dios.
Entonces, otro de los presentes le preguntó si conocía la historia de los leones. Desconfiado, lo negó.

-       La historia de los leones data de la época de Calígula, el emperador romano. El cruel mandatario resucitó la vida de los circos, donde llevó animales salvajes.
A un grupo de cristianos le soltó una docena de hambrientos leones. Todos fueron cayendo en las fauces de los fieros animales, hasta que solo quedaba uno. Tras él corría un solo león, mientras los demás se daban el festín despedazando cuerpos.
El cristiano -agotado- cae, se gira hacia el león, une sus manos, alza la mirada al cielo y chilla “por favor, Dios mío, convierte en cristianos a estos salvajes”, y se hizo un expectante silencio.
Inmediatamente, el animal que lo perseguía se frena, y cuando parece inclinado ante él, se oye una voz ronca que dice “Bendice señor estos alimentos que vamos a comer”, y el león saltó sobre su presa. Ese era el humor del público romano de entonces.  

Los cristianos perdonaron a los romanos por haber asesinado a Cristo. Sin embargo, no se sabe cuándo ni cómo empezó lo de los leones; pero lo cierto es que ni cristianos ni el resto de la humanidad jamás trataron a los leones como a romanos, ni a éstos como a aquellos.

A partir de entonces, los dos italianos se trataron como amigos. Incluso, con el tiempo, aprendieron a respetarse.





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