Imagen extraída de @valenciaculture.com
Sobre el paredón blanco que durante el resto del año era el
frontón del pueblo, se proyectaban las imágenes cargadas de magia que contaban
historias, llenas de amor, desamor, aventuras, intrigas, y tantas emociones,
que conformaban el cine.
Pero aquel verano, ese 14 de agosto todo sería distinto, la
última proyección, el último beso con fundido en negro, cuando el paredón
blanco paso a fundido en negro y se leyeron las letras “THE END”, los melancólicos
clientes lloraron, más bien por la pérdida del pintoresco cine, que por el final
de la película.
Llegaban nuevos tiempos al pueblo, las roscas ya no se
podrían llevar de casa, ni acomodar las sillitas de la playa, entonces la pared
del frontón, fue golpeada en bucle por una pelota de goma, los multicines emitían
más de cinco películas en la misma sesión, pero nada volvió a ser como antes.
Adolfo Ibáñez-Batista
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