MENSAJE EN UNA BOTELLA. RELATOS FRESCOS 7.

Imagen extraída de: @soy502.com

Paula hacia castillos de arena en la orilla de la playa, estaba embadurnada de bronceador, con un bañador celeste, ensimismada en que el agua no hiciera trizas su castillo, vio algo brillante que traía la marea, escudriño la vista, los rayos del sol de agosto reflectaban en el objeto, se puso sus manitas a modo de visera, escudriño la vista, y advirtió una botella varada en la arena, miro a su madre que atentamente la saludaba.

Cogió la botella y advirtió que contenía una hoja, había escuchado que mucha gente lanzaba mensajes al mar, pero nunca creyó que llegara una de esas “magias” a sus manos, cogió la botella rápidamente, y empezó a dar saltos de alegría, corrió esquivando a otros niños, al grito de “!!Encontré un mensaje en una botella!!”
Su madre tampoco se lo podía creer, después de un tiempo donde le costó destapar el contenido, observo que el mensaje estaba en inglés, con caligrafía infantil, en una hoja de libreta, así rezaba:

Empieza el verano para mi, es Agosto de 1982, tengo 10 años, pasamos las vacaciones en Folkestone, no nos movemos esta vez de Inglaterra, pero me da igual, prefiero estar cerca de los libros, mis padres me han llevado muchos.
No tengo mucha fe en que esta botella llegue a ningún buen puerto, y nunca mejor dicho, pero me lo tomo como un experimento, pondré mi dirección de Londres, bueno de la casa de mis padres, y prometo que si este experimento funciona me iré de viaje a ese lugar a conocer a los que hayan encontrado este mensaje. Las mareas son impredecibles, como la vida, no sé dónde llegará esta botella, ni siquiera sé si llegará a ningún lugar, tampoco sé a dónde llegarán mis escritos, solo sé que es lo más que me gusta hacer.
Si la encuentras escríbeme, prometo ir a visitaros, que me cuenten como la encontraron, y saber de ustedes, yo aún puedo decir poco, me gusta nadar en la playa, me gusta el jazz, y el tiempo me lo paso escribiendo, escribiendo y escribiendo.

La madre de Paula, leyó el mensaje en voz alta, pero al contemplar la firma no se lo podía creer, se trataba de una de las más celebres escritoras del momento, o se trataba de una broma, o de verdadera “magia”.
Paula y su madre redactaron una carta de respuesta y pusieron su dirección y su número de teléfono, a los pocos días recibieron una llamada de una de las novelistas más afamadas, al año siguiente estaban cenando en un restaurante en la zona sur de la isla, la autora que ya tenía 45 años, como la mama de Paula, ella aún creía en la magia.
Todas en esa cena se fascinaron con las historias mutuas, y del hallazgo de la botella, a veces pasan las cosas más maravillosas, solo nos hace falta seguir creyendo en la magia, en eso consiste el truco.


Adolfo Ibáñez-Batista


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