Imagen extraída de: panenka.org
Su mujer había decidido irse a un hotel desde el fin de la
temporada, él aunque con cierta reticencia -al final- no pudo más que ceder, no
dejaba de ver vídeos del deporte que le había dado los mejores momentos de su
vida, no era el mejor en lo que hacía, simplemente era lo mejor que sabía
hacer y su pasión, él era consciente que eso era algo al alcance de muy pocos.
La última temporada fue dura, ya sumaba 45 primaveras, los
reflejos ya fallaban, a los 40 eso lo suplía sobradamente con su técnica y
colocación, pero el mismo reconocía que no era el mismo, había jugado en
primera división y en ligas extranjeras, y su última temporada la paso de
suplente en un equipo de la segunda división, cuando vio aparecer al joven, supo que su época de titular había acabado, pero por encima de todo tenía una
loca pasión por su profesión, y aconsejaba al joven en todo aquello que podía
pulir, el joven sin duda era la proyección de sí mismo.
Mezcla de envidia e incontenible admiración ambos se hicieron
muy amigos, su amistad traspasaba los límites del verde, cuando le informaron
de que el equipo ya no lo renovaría, no dejo de encerrarse en su universo
particular, había sustituido los guantes por el mando a distancia. El joven
portero había cambiado de equipo, y el juramento de este de buscarle acomodo,
resultaba ya en las fechas que corrían una falsa promesa, el nuevo crack lucía
sonriente en el equipo de primera división de la isla, el veterano portero, ya
retirado, observaba la escena con una sonrisa y un llanto, en una mueca
comprensiblemente contradictoria.
Su teléfono móvil entonces sonó.
-Buenos días ¿señor Ybarra?
-El mismo, dígame.
-Soy el secretario técnico…
No escucho el resto, puso el televisor en mute, donde
observaba al joven portero con los pulgares en alto y una amplia sonrisa.
Al día siguiente el veterano portero estaba entrenando, la
joven estrella salió al verde y le guiño el ojo izquierdo a su nuevo entrenador
de porteros.
Los titulares al día siguiente rezaban; “las nuevas
cláusulas de las jóvenes promesas, entre el capricho, y la lealtad”
Adolfo Ibáñez-Batista
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