Imagen extraía de @laprovincia.es
La playa estaba llena, apenas el espacio justo para colocar
dos toallas, la noche era mágica, el colorido de las hogueras, los jóvenes saltando,
las risas, el verano…
María nada más llegar fue al agua a cumplir el particular
rito que desde hacía 5 años la llevaba el día de San Juan a esa playa, su
pareja le espero con la toalla abierta, esta vez pidió que todo fuera bien en
la adopción que tenían en trámite, se sentó en la arena con la toalla cubriendo
su espalda y sus hombros. Esperaban el momento culmen con algo de vino, y
brindaban por aquellos proyectos que tenían por delante, echando al fuego –a su
manera- todo lo malo transcurrido antes del verano, llegado el momento la
pareja de María le dio la mano para que esta se incorporara, entonces se detuvo
el tiempo, los jóvenes aplaudían, las risas se amortiguaron poco a poco, el
verano estallaba en miles de colores en el cielo, los fuegos artificiales eran
simple decorado, en ese nuevo beso que año tras año, llevaban a María y a
Patricia a esa playa, y entonces, y solo entonces San Juan fue la noche más
mágica del año.
Adolfo Ibáñez-Batista
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