Sabiduría al pie de la montaña (Sección "Lluvia de piedras")


 Obra de Aidan lee smith

Dos exploradores famosos viajaron lejos para buscar a un renombrado monje y apropiarse de su conocimiento. Tenían que contratar un sherpa para ascender hasta donde vivía el sabio. Les aconsejaron a un viejo que conocía mejor que nadie aquellas cumbres. No dudaron en cargarlo con cuatro sextas partes de sus enseres y repartirse entre ellos las dos restantes.
El porteador avanzaba muy lentamente y no aceleraba por mucho que le insistieran. Pensaban que no hablaba su idioma, por lo que le insultaban y le hacían saber por gestos que estaban enfadados: se sentían estafados.
Así que se adelantaron y cuando llegaron a la cueva donde tenía que estar el ermitaño no encontraron a nadie. Un día después llegaba el viejo sherpa. Les asombró ver como descargaba y, en silencio, tomaba posesión de la gruta como si fuese su casa. Sin que se dieran cuenta, el anciano se puso a preparar una infusión para los tres. Muy de vez en cuando les dedicó su amplia sonrisa sin mediar palabra. Uno de los exploradores rompió la intriga al preguntar: “Es usted el monje sabio del que todo el mundo habla?”. El viejo respondió:
- Se desprendieron de muchas cosas pesadas por ascender más rápido. Sin embargo, se trajeron con sigo más arrogancia y soberbia de la que suelen poseer dos personas juntas. Tomen esta infusión y ya saben cual es el camino de vuelta: pueden regresar con una importante lección aprendida. Si quieren más vuelvan otro año por esta época; pero, esa vez, vengan cargados de humildad y conscientes de que la sabiduría se reparte en cada cabeza: Todo el mundo tiene algo que enseñar a las demás personas. Van a aprender mucho, desde el poblado que hay al pie de la montaña.



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