Asia en la capital - Contraverso
Recuerdo
tintineante
las
celdas de la ciudad
brillando
al atardecer,
llenas
de plantas, pájaros
cautivos;
pasan
nubes gigantes
porque
va a desfallecer
el
derecho a la heredad
de
los vivos, que son muertos
aún
vivos.
Hay
trozos de Asia en la capital,
una
amiga duerme en mi regazo
en
un coche zarandeado por el viento,
suave
brisa;
la
isla -mi mundo- nació del mar,
nuestras
vidas líquidas son trazos
que
solo recuerdan ese momento.
Nunca
avisa
la
ola destinada a arrasarlo todo.
Yo
estoy tranquilo, de todos los modos.
Van
a misa
las
palabras dichas al viento,
no
se las lleva: las esparce.
Niña,
la vida es movimiento.
La
noche es africana,
como
todas,
y
parece tranquilizarse
al
ver las vidas humanas
cortadas
en trozos tan dispares.
Son
las modas,
el
neón y miseria de los bares,
es
la marginalidad, la droga,
el
discurso populista en boga,
¡muchas
cosas, qué sé yo!
Tú
ya has despertado,
vamos
a cantar la Cantata del Mencey Loco,
necesitamos
un coro ¿ves? Somos muy pocos:
sé
que no dirás que no.
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