Machitos alfa (Sección "Lluvia de piedras")




Andaba altivo y prepotente por las calles del barrio. Su caminar parecía medido, de pasarela, un artificio natural de tan ensayado que estaba. Los más chulos de la ciudad andaban de esa manera. Los animales domésticos se mostraban más finos así; pero los callejeros, como él, a veces daban miedo a los viandantes de tanto poder que aparentaban.
Era un perro de la calle bien alimentado; había conseguido que los vecinos del barrio le prestaran atención y eso le facilitaba agua y comida a diario. Estaba acomodado y miraba por encima del hombro al resto de canes de la calle, que se limitaban a hurgar en la basura. Se creía el líder sempiterno de la manada.
Cuando envejeció y dejó de tener los mimos vecinales tuvo fuertes enfrentamientos con sus jóvenes herederos, y eso le dio peor fama en la zona. Así que acabó rebuscando en la basura, pero con una inexperiencia impropia de su edad. Entonces su apariencia era otra: cambió su carácter, adelgazó y su pelo perdió brillo. Además, sus semejantes lo despreciaban por la arrogancia del pasado y por la inmadurez actual. Murió de cualquier enfermedad y la flojera de tanta hambruna, lleno de impotencia y pena, sin que nadie lo echara de menos.
El actual macho alfa es muy engreído y pendenciero. No asume que está en sus manos propiciarse una vejez mejor que la de su antecesor; no ha aprendido que el mañana se construye hoy.



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