Sopa de letras (Sección "Lluvia de piedras")
Ganso, intentaba
escribir. En casa se preparaba sopa para cenar. Le ofrecieron un
plato desde la cocina, a riesgo de enfadarlo. “Está solo tibia,
¿te la llevo?”. “Gracias”, dijo seco y no tan distante como
quisiera. Al aproximarse, un traspiés provocó que el plato se
volcara sobre él. Lo empapó desde la cabeza. Ruegos y mil perdones
desesperados e intentos de secarle; mientras, él se mostraba atónito
observándose. “¡Basta, basta!” exclamó, “déjame solo”.
Mientras alguien en la vivienda se maldecía en silencio, Ganso -sin
saberlo- empezó a escribir la mejor comedia de su vida.
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