LANCE TABÚ. BLACKJACK SENSUAL




La habitación a media luz con un tono calido rojo. Simplemente por un fular rojo sobre una lámpara de la mesa de noche. El desorden era patente. La cantidad de ropa y objetos que había por todas partes creaban una atmosfera dejada. Llevaban varias horas en cama después de un encuentro fugaz muy caliente. Allí dejaron pasar el tiempo. Ya a media tarde se ducharon cada uno por separado. Ella fue la primera. Cuando entró a la ducha Nilo recogió todo en una gran bola. Ropa, zapatos, libros… y lo metió todo en el armario. Abrió las ventanas para refrescar el ambiente.  Estiró la cama y roció con un ambientador floral. Preparó su toalla para la ducha. Colocó la ropa de ella que había encontrado por el suelo, sobre una silla a los pies de la cama. Llamó a una pizzería cercana y ordenó un par de pizzas y unos refrescos. Todo de una manera tan fugaz que cuando Dolores salió de la ducha enroscada en una toalla, se quedó perpleja  en la puerta del baño. Rió a carcajadas.
-Un poco tarde, ¿no? ¡Tenías que haberlo ordenado antes!
- Nunca es tarde Lola… dicen. ¿Te importa pagar al pizzero cuando llegue? He dejado el dinero sobre la mesa de noche.
- Claro- dijo ella.
A pesar de haber recogido algo el cuarto, en el suelo quedaron al lado de la cabecera de la cama unas fichas de casino y unas cartas. Dolores se sonrió.
- ¿Y esto? ¿Te montas jugadas clandestinas en el piso? – Dijo sonriendo cuando Nilo salió de la ducha.
- Un amigo me estaba diciendo como se jugaba al Blackjack y se me quedó eso ahí.
- ¿Juegan aquí?
- On line. Me lo estaba explicando por la webcam. Vive en Londres y  aprendió allí. Es un poco rollo. Tiene muchas reglas. Si quieres luego podemos intentar jugar una partida o al menos intentarlo.
Llegó la pizza. Nilo buscó un tutorial de como jugar al Blackjack y lo vieron mientras cenaban. Recogieron los platos y siguieron viendo tutoriales. Cogieron las cartas que Nilo tenía en un maletín de juegos de mesa y recogieron las que faltaban que estaban por el suelo. Extendieron el tapete verde y sentados sobre la moqueta reprodujeron un casino improvisado. No faltó una botella de licor  y unos vasos de chupito. A medida que iban jugando, el juego se iba versionado de manera estrepitosa. Lo que se pareció a un blackjack original fue coincidencia. Ante tal fatalidad decidieron improvisar un estreeptis. Si la carta era mayor de siete una prenda. Si la carta era menor, exponer un deseo sexual con el otro. Terminaron la jugada casi desnudos masajeándose el cuerpo con unos cubitos de hielo, bebiendo licor del ombligo de Dolores, atándose las muñecas a la espalda con lo ojos vendados, mientras pequeños soplos de aire recorrían orejas, cuello y hombros… y una larga lista de deseos sexuales descritos durante aquel blackjack sensual recién inventado.

Celia Sánchez

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