Contraverso. Vidas Encauzadas
Voy
a morir de obsolescencia-
le
dijo la bombillita a la
primera
luz del día -mi alma,
ante
tus brasas decadencia,
se
humilla, se postra y desarma
los
trazos de esta vieja sala
¿qué
es el arte en plena oscuridad?
Se
debe pintar de mañana,
con
los ojos más descansados.
La
tarde no busca la verdad,
solo
migas de esencia humana-.
El
Sol, inmenso e iluminado,
apuntó
-yo no soy artista,
yo
ilumino todos los días
con
un patrón predefinido,
pero
es cierto que nuestra vista,
de
tarde cansada y dolida,
nos
convida a pintar heridos
atardeceres,
desangrados
paisajes
y otros menesteres.
Duros
momentos, mar de fuego-.
La
noche ya se había apagado,
preguntó
el Sol -¿aún eres? ¿eres?
Susurró
-nos veremos luego-
la
bombilla, siendo invisible.
El
monte riñe a la llovizna,
harto
de asma y de humedades
que
deja caer en cada brizna
de
hierba -¿no eras invencible,
transitador
de eras y edades?
¿Por
qué tenerle miedo al agua,
tú,
que creciste de la tierra,
tú,
Hefesto de profundidad
que
me temes más que a tu fragua
y
sabes que ni de casualidad
puedo
ganarte en esta guerra?-.
El
monte duda y le responde
-porque
es eterno este combate,
porque
se libra en todas partes,
no
tiene ni cuándo ni dónde
y
no podré acabar de matarte,
y
es imposible que me mates-.
La
lluvia, otrora llovizna,
ríe
y añade -eternidad
de
sufrimiento te aseguro.
También
lo habrá para mi misma,
desangrada
en tu fatalidad:
quiero
eso para tu futuro.-
Se
escucha un lamento mudo.
-No
llores más, arroyo mío,
que
soy buena canaleta
y
no te voy a poner embudos.
¿No
ves que careces de aletas?
¿A
qué esa obsesión por los ríos?
Aquí
las normas las puse yo,
y
las puse por ti, para ti,
ahora
camina mis caminos,
no
te permito decir que no.
Vas
predispuesto, es tu sino-
y
dice el arroyo -libre fui,
y
ahora de ti prendido ¿por qué
seducirme
en mi obligación,
si
río no me permites ser?
Por
suerte o desgracia, bien lo sé,
hacer
de albedrío una opción
es
echar su espíritu a perder-.
El
agua remueve el arroyo
-el
futuro está por escribir-
sentencia
el cauce enfurecido
-¿y
no ves que ahí hay escollos
que
de seguro te van a herir
por
ser tan rebelde e intranquilo?-
amenaza
la canaleta,
y
dice el agua incontrolable
-tumbaría
presas y muros,
postes
adornados con cables,
por
ser dueño de mi futuro-.
(Fuente: https://www.leticiahoy.com)
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