Nacido para reinar (Sección "Lluvia de piedras")
Mucho anterior a que leones y humanos pisasen
el Planeta, hubo un acontecimiento histórico que fuertes intereses pretenden
ocultarnos.
Ante un solo testigo el dinosaurio y la
hormiga, por un largo instante, se miraron a los ojos. El dinosaurio no tardó
en caer sonoramente al suelo envenenado por los gases. La hormiga corrió hasta
desaparecer por un agujero en la tierra ardiente. El batracio pensó: «mis
mandíbulas se harán a la carne y, cuando se acabe, siempre me quedarán los
insectos». Por aquel entonces, todavía no había quién besara su piel tóxica.
Comentarios
Publicar un comentario