El peor ladrón (Sección "Lluvia de piedras")

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Tres ladrones entraron a robar en una tienda de un centro comercial. Nunca supieron cómo, pero enseguida se encendieron las luces de todas las instalaciones y un ejército de seguridad privada se desplegó dando voces y pidiendo que se entregaran.

Vieron que había una ventana que daba al callejón, pero estaban en un primer piso y la altura era considerable. Así que esperaron hasta que parecía que había vía libre entre la puerta del comercio donde estaban y la entrada principal. Uno le dijo a otro: «Tu primero»; y el señalado corrió silencioso hacía la libertad. Pero enseguida lo agarró un vigilante y después otro. Tenía varios casos pendientes, así que aquello le había salido muy mal.

Los dos restantes fueron hacia la ventana de nuevo. El que volvió a tomar el mando, dijo: «Inténtalo tú»; y el segundo no lo pensó mucho para saltar, y consiguió llegar al suelo e incorporarse. Pero al momento, tres hombretones de seguridad bloqueaban la salida del callejón y no tardaron en atraparlo. Seguramente, también retornaría al centro penitenciario.

El tercer ladrón abrió un pequeño estante y se acurrucó dentro antes de cerrarlo. Recordó las palabras de la madre de su padre: «El segundo ratón siempre se lleva el queso». Él ahora pensaba: «Si el segundo ratón tampoco se lleva el queso, el tercero va a tardar en salir». Así que se durmió allí, pensando en la afable cara de la abuela. Mañana saldría, cuando empezase la actividad normal, y lo volverían a tomar por un entregado trabajador más. A él, no lo habían apresado nunca.