AcrAtAcreA : Gota.
Lanzar
al mundo esta historia, de forma perenne e inalterable antes del hecho de mi
renovación, solo lo conseguiré por medio de plasmar lo que mi mente siente el
deseo de contar, con un lenguaje preciso, claro, lógico e indiscutible. Y La
palabra necesita un soporte que la sostenga, ya sea papel o informático.
Llevaba
días persiguiéndolo.
La
primera vez que lo detecté fue en una estación Hyperloop de tubos de
transporte. Él se encontraba en el andén de “A” y yo enfrentado en el andén de
“DESDE”. Fue una gota de sudor, en su
frente, lo que me hizo sospechar de él.
Como
controlador oficial de anomalías en los entornos, sé que la estación no es una
zona de sudoración debido a la climatización aerotermia.
Lo
escanee y no me aportó ningún patrón antropomórfico censado, me extrañé pues
nunca había ocurrido esto. Hice un speedQC al escáner y comprobé su correcto
funcionamiento. Lo escanee de nuevo y el resultado fue el mismo, nada.
Quise
paralizar sus movimientos para analizarlo más de cerca, pero el
BodyParalyzer también falló. Él subió al
tubo transportador y desapareció.
Probé
in situ ambos dispositivos en un centinela de asignación a andén y funcionaron
correctamente. El escáner detectó e identificó y el paralizador paralizó.
— Pero
¿es qué este tipo no existe? si hasta incluso los tipo plasma se pueden controlar —Pensé.
La
idea de un “no ser aquí” se me implantaba cada vez más. Un elemento ajeno a
este espacio-tiempo. Tenía que encontrarlo y tipificarlo.
Ante
la no emisión de ondas identificativas y la falta de información de hardware y
software del espécimen, opté por volcar sus características antropomórficas
externas a un localizador global. Lo detectó y creó un patrón de seguimiento.
Comencé
a seguirlo físicamente ayudado del patrón generado. Era muy escurridizo y cada
movimiento lo alejaba más del centro. Desde lejos lo observaba escondido y
analizaba sus acciones.
Me
llamó la atención verlo beber agua de las fuentes, comer frutos de los árboles,
cazar y comer animales. Con estos datos procesados llegue a la conclusión de
que me encontraba frente a un cazador recolector.
—Imposible,
es prehistórico —pensé.
Pero
mi asombro se incrementó cuando pude comprobar que ¡COMETÍA ERRORES! que o
subsanaba con un nuevo intento o, al no conocer la solución, aceptaba el hecho
errático.
Decidí
enfrentarme a él.
Frente
a frente su mirada tenía vida, tenía pequeños defectos en su piel, su cara
acentuaba su confianza en sí mismo con una leve sonrisa elaborada con el
conjunto de su boca, sus ojos y sus cejas.
— Veo
que me has encontrado ¿cómo te has dado cuenta de mi presencia? —me dijo.
— Al
verte cometer errores y aceptarlos —le contesté.
Nos
encontrábamos casi en el borde del progresivo crecimiento de Renacimiento
Verde, circunscrito en el estéril Más Allá.
— Mi
nombre es Caronte. Tu tiempo en Renacimiento Verde ha terminado. Ahora tienes
que venir junto a mí a Apocalipsis, allí serás reciclado y enviado bien al
satélite Cielo Tártaro o bajo tierra al Inframundo
Hades. En ambos lugares seguirás operando en la misión suprema, transformar Más
Allá en Edén —me explicó.
Tras
estas palabras comprendí que fue él quien me encontró a mí. Que fue él el que
me atrajo hasta la frontera de Más Allá. Que él, al comportarse como lo que es,
atrajo mi interés. Que él es un enviado de los dioses.
Que no
es un inorgánico como yo. El es humano.
Jesús
Abreu.
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