Soy una esclava (Por Esther M.A. Sección: La Revolución de las Palabras)

Ya no puedo negarlo, la evidencia se ha impuesto, soy una esclava. Antes solía llamarlo libertad, pero era solo un disfraz, un disimulo. 

Hoy se hizo patente que soy una esclava. Yo quería avanzar mi último encargo, una tempera de la playa de Las Canteras, pero no pude ni empezar, me amenazó para obligarme a hacer toda una serie de cosas que al final del día me hicieron sentir una gran inútil. Fue entonces cuando reparé en que eso me lleva pasando mucho tiempo. De hecho, la mayor parte de mi vida ha discurrido bajo el yugo de mi amo, ese odioso tirano que, sin embargo, sabe presentarse a sí mismo como la mejor opción que tengo, el único que me protejerá y me hará feliz. Ya no creo en él, no quiero que siga manejando mi vida.

A día de hoy, seguir sus órdenes me ha hecho una artista mediocre, me ha llevado a perder al hombre con el que fui muy feliz, también me ha alejado de muchos valiosos amigos, y hasta me ha alejado de mi familia. Él me ha llevado a estar triste y sola, paradójicamente.

Sí, hablo del deseo, él es mi despótico amo. Sólo hago las cosas cuándo él me lo ordena, como él me lo ordena. No logro imponerme nunca, y termino abandonada en su vorágine de accione baldías. Siempre que he obedecido sus órdenes parecía ser feliz, pero cuando pasa el tiempo, siempre me doy cuenta de que he sido una esclava feliz, la peor de las que existen. 

Hoy me he decidido escapar de sus dominios, lo que haya ahí fuera lo desconozco, y me aterra, pero voy a descubrirlo. 

Imagen recuperada del blog SabiaMente: http://www.vivirsabiamente.com/wp-content/uploads/2016/02/Fotolia_75775833_XS.jpg

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