El verdugo rebelde (Sección "Lluvia de piedras")





No hay día tan especial en la vida como el que uno sabe que va a morir. Pero para el resto de los humanos, esa era una fecha sin seña en el calendario.

Pensó que perder su trabajo era lo peor que le podía ocurrir, aunque se equivocó; había infravalorado la situación. En las manifestaciones contra la pena de muerte ondeaban miles de caras, miles de asesinados, ahora la suya sería una más.

Una de cada veinte personas actuaba como verdugo en aquella sociedad, igual que lo hiciera él durante los últimos años, hasta que le convencieron -se convenció- de que había que acabar con aquello.


Su guardián afirma que la última noche le costó conciliar el sueño, pero que al final cayó; y tanto que cayó que amaneció muerto. La Autoridad sospecha que fue otro acto de rebeldía.


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