Relato nº 32 - Oralmente
Casi siempre la felicidad es una
espina de pescado infecta atravesando una tráquea descuidada: nunca es
agradable estando ahí, sino cuando se quita… ser feliz consiste no en añadirle
al tiempo, sino en arrancarle a la vida, preferiblemente si lo que arrancas
hiede, infecta, pincha, enferma, duele o todo lo anterior… nunca sonreímos en
presencia, sino en ausencia, ¿has visto a alguien sonreír por levantarse un
martes 2 de Abril –también me vale un 6 de Junio, importa un carajo el día- y
despertarse totalmente sano? En cambio, cuando llevas cuatro años luchando
contra la tuberculosis y sales del hospital un miércoles, igual de bueno que
cualquier otro miércoles con una carta de “curado” firmada por algún médico,
igual de bueno que cualquier otro médico, entonces te deshaces en carcajadas,
sonrisas y alegría llorosa, mocosa, empalagante, llamas por teléfono a tus
hijos, a tu mujer, a tus padres si aun viven… y no porque de nuevo te
cataloguen como sano, sino porque no-tienes tuberculosis: la presencia de
bienestar no alegra, tan solo la ausencia de maldad… somos tan estúpidos que
solamente reconocemos la felicidad a través de la penuria, la guerra, el dolor…
y, por supuesto, la tuberculosis…
Pero sea cual sea la esencia de
la felicidad, ahora mismo me la suda: mi único consuelo es enjuagarme la agonía
con gárgaras de ácido sulfúrico, cepillarme los dientes con cerdas de hierro
untadas en virutas de plutonio oxidado… incluso lo más normal como regalarle un
beso –al menos lo que debería ser habitual si no llevásemos dos semanas
peleados ni recuerdo ya porqué, así son las broncas: nombras una antigua poya,
das tu opinión negativa acerca de sus lentejas, pisas lo fregado sin querer con
los zapatos de la calle… y has desatado la jodida cerradura que contiene a
Pandora y su semblante… la grandes discusiones, las mejores, las cojonudas que
termina entre polvos astronómicos y semen a borbotones tras días sin hablarse
comienzan siempre por un error habitualmente de los más irrisorio, tanto que en
ocasiones de alegría dan lugar a bromas, risas y también polvos, no tan
excelentes ni con tanto esperma, pero al menos sí con menos calvario-,en estos
días de amargura el hecho más trivial como atacarle los labios, intentar
comerme un trozo de filete, simplemente mear mientras me rasco la barbilla
suponen que me plantee si ir al baño, alimentarme, quererle… el dolor resulta
tan atronador como cien tenedores sin idea de solfeo raspándose contra un plato
hecho de pizarra.
Me levanto, voy a la despensa,
cojo unos Nolotil –seis o siete, creo- les saco el polvo, los mezclo con vino y
me los tomo de un trago. La intención no es aliviar el dolor, la idea es caerme
redondo a ser posible antes de llegar a la cama, recibir una buena hostia en la
cabeza contra el filo del sofá como si en vez de cráneo fuera el dedo meñique y
quedarme durmiendo el próximo par de días, total, no tengo que ir a trabajar,
tampoco ando de vacaciones, únicamente es que mi dolor no me permite apenas dar
dos pasos sin chillar: el jefe me ha prohibido que vaya “por mi salud”… me lo
descuentan del sueldo… me da exactamente lo mismo, supongo que es lo poco de
común entre los millonarios de chistera y nosotras las ratas de ropa china:
gracias a lo que cobramos nos podemos permitir el lujo de no ir al trabajo
durante unos cuantos días, tal vez semanas, porque una diferencia de 70 u 80
euros apenas se aprecian a final de mes... vas a conducir los mismos BMWs, vas
a sufrir los mismos retorcijones en el estómago cuando abres la nevera: si hay
más dinero conduces por el Caribe en lugar de por tu finca, calmas el estómago
con un poco de jamón cocido en vez de con jarras de agua llenas hasta el borde.
Joder, me está destrozando y lo
más frustrante no es el dolor, lo peor es la impotencia: si ahora estuviese con
el mono, no tendría un sufrimiento tan duro, porque al menos se que me lo he
provocado yo mismo con tanto aguijonazo, algo a lo que yo mismo puedo ponerle
remedio yendo a por otra inyección de cuchara quemada o simplemente resistiendo
hasta que se pase, pero el saber que esta mierda solo se me pasará cuando
llegue la cita, cuando me manipulen con guantes blancos igual que a un ano con
almorranas, cuando me extraigan este sufrimiento… es la percepción del
descontrol sobre mi propio cuerpo lo que realmente me destruye, la verdadera
tortura bajo la máscara del verdugo, la violación subyacente al propio forzamiento.
-Vente a la cama.
-Voy.
Me meto entre las sábanas: su
poya ya está durísima, mientras que la mía no me vale ni para media paja…
ojalá: no sirve ni para media meada… Me roza las nalgas con su capullo e
incluso el muy hijoputa me da un mordisco en el cachete que me obliga a chillar
como una gata viendo como algún niñato malcriado le secuestra sus cachorros en
Navidad.
-¡Joder! Sabes que tengo la boca
fatal.
-Lo siento… solo quería animarte.
-Con esta jodienda no soy capaz
ni de sacudírtela, olvídate por supuesto de que te la chupe, mucho menos de un
polvo.
-¿Y quién te ha dicho que me
hagas?
-No, joder, estoy cansado,
dolorido… déjalo para cuando se me cure esto.
Se gira hecho una furia, incluso
más que si me hubiese pillado cepillándome a cualquier otro… los tíos en
realidad podemos soportar el “no”… lo que de verdad nos jode profundamente es
tener que lanzar semen al váter teniendo ahí mismo un culo al que follar…
Dios mío, me está matando y nadie
me da soluciones, tan solo reprimendas: “haberte hecho un seguro”, “haberte
puesto un aparato”, “haberte…”Me revienta esa mierda: la mitad de las veces uno
carece de lo necesario por falta de medios, no de ganas… ¿cómo coño puedo pagar
un seguro, ahorrar para la jubilación –qué risa- ahorrar, a secas, cuando trabajo
60 horas a la semana por un poco más del sueldo mínimo, lo cual para más burla
es de agradecer en este asqueroso país? Por eso no pertenezco a ningún brazo
político –ni siquiera voto-,tampoco rezo en bancos, en moquetas o frente a
gordos –ni siquiera creo o nocreo-,tampoco pertenezco a uno u otro colectivo…
todos hablan, todos discuten, todos piensan, ninguno se preocupa de mis
verdaderos problemas…”Adopción gay”, “Matrimonio gay”, “Bar gay”… ahora todo es
“gay”, fingen que nos aceptan que nos aman que nos respetan… me lo creeré
cuando todos se refieran a mi como “mi amigo”, no como “mi amigo GAY”, cuando
no tenga que ir a un ghetto de cristal y música disco para besar a mi chico y
pueda hacerlo sin una sola, ni-una-sola mirada en medio de la puerta de un
teatro esperando para la ópera –suponiendo que podamos permitírnoslo algún día:
de momento hasta los tráilers de la tele se nos salen de presupuesto-,cuando no
sea extraño ver a dos tíos de la mano, no más que ver a uno/una… entonces
significará que no somos bichos raros que realmente se nos considera normales
que la homosexualidad no será un tema a debate ni algo traumático que contar a
la familia… en cualquier caso no es por mi condición “gay” por lo que reniego
del mundo… ¿has leído los periódicos últimamente? No paran de hablar sobre
guerras en el coñodios, alarman asegurando que crecen las armas de destrucción
masiva en países que para pronunciar su nombre tienes primero que meterte un
zapato en la garganta, en los titulares el descenso de la cantidad de bosque en
el amazonas… nene, las verdaderas guerras son padres de familia pobres como
cucarachas desaladas pegándose unos a otros para que no se les cuelen en las
filas del reparto de comida en las parroquias, las armas de destrucción masiva
no explotan, no tienen plutonio ni uranio, ni siquiera forma de bomba, sino
forma de cartilla del paro para ese mismo padre de la fila que lleva doce años
trabajando como el último minion para una empresa a punto de quebrar, las armas
de destrucción masiva son los ríos de coca, jaco, cristal recorriendo la noche,
la calle, la vena gorda de la hija de mi vecina del primero que bajen los
árboles le importa un carajo nos importan un carajo: los descensos que nos
preocupan son los de las nóminas, la salud de nuestros hijos, las baldas en la
nevera… comenzaré a creer en el periodismo cuando escriban sobre la muerte, la
miseria, la enfermedad, la desesperación que ocurre al otro lado de la calle,
no al otro lado del mundo.
Una mina le arranca dos piernas a
una cría en Sierra Leona, los maricones ya nos podemos casar, mañana me
enteraré de que la hija de la del primero palmó de sobredosis, descubren agua
en Marte, este país queda campeón del mundo… todo eso me importa una buena
mierdaseca… lo único que de verdad me quita el sueño es mi maldita muela
picada… tengo hora para que me la arranquen dentro de seis días.
- Néstor José Jaime Santana
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