Mujer (Sección: "Luvia de piedras")




Por fin, el grupo de guerreros guanches estaba reunido. A la llamada de dos jóvenes que divisaron los barcos que se acercaban a la costa, se avisaron unos a otros hasta completar el grupo de aquel auchón. Era una tropa fuerte, bien armada, de guerreros de todas las edades, donde solo faltaban los hombres más jóvenes o los mayores de la zona.
Uno de los más experimentados, después de llevar un rato discutiendo sobre si debían atacar a los extranjeros o esconderse, decidió que era mejor dirigirse al poblado y hablar con los viejos y las mujeres. Cuando estaban todos de acuerdo y a punto de emprender el camino, un joven llamó la atención de los otros: dos lanchas de extranjeros tocaban la arena negra de la playa y como tres docenas de hombres saltaban y tiraban de ellas. Todos tenían la mirada fija en el desembarco. Alguien pudiera pensar que sus cabezas se habían quedado vacías. De repente, cruzando la vegetación que rodeaba la arena, medio centenar de mujeres aborígenes, perfectamente armadas y organizadas, se batieron ferozmente con los foráneos. Los guerreros reaccionaron y corrieron ladera abajo para apoyar a las féminas; pero cuando llegaron vieron que el encuentro resultó una carnicería y solo unos pocos marineros escapaban en una embarcación.
Una de las mujeres, aun ensangrentada, se encaró con ellos mientras preguntaba, firme y enojada: «¡¿Dónde estaban…?!».
̶  Mujer… ̶  Pretendió contestar uno de ellos para justificarse, al tiempo que buscaba en los ojos esquivos de sus compañeros algún argumento.



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