Lance Tabú. Cita a ciegas
Carlos llevaba un tiempo sin pareja. Se había creado
un mundo en solitario. Desencantado del amor, de la vida y del trabajo. Su
trabajo de barbero le encantaba. Su jefe no. Cada día aparecían en la barbería
muchos chicos. No se sentía atraído por ninguno y menos en aquel lugar donde
trabajaba simplemente por su sueldo.
Una noche después de una larga jornada de trabajo fue
a tomarse una caña en un pub cerca, donde trabajaba un amigo. Cuando llegó, las
mesas estaban colocadas en línea con unas lámparas pequeñas muy coquetas. Llegó
a la barra y pidió una cerveza negra. Danny que lo llamaba cariñosamente
Charly, lo vio y vino a saludarlo. Le contó que iba a haber un evento de citas
a ciegas.
Al poco de empezar el evento, Charly miró a su
alrededor y tropezó con la mirada de uno de los participantes. Se sonrieron.
Quiso reconocerlo pero no recordaba de donde. La chica que estaba sentada
frente, se levantó y se fue. Él se levantó y vino donde estaba Charly y se
sentó. Reparó que era cliente de la barbería. Hablaron y Aldo aprovechó para
sincerarse. Le comentó que desde que lo había visto se había sentido atraído
por él. Sus tatuajes, sus pendientes y anillos de plata, …pero sobre todo su
sonrisa… Ante todo esto Charly estaba desconcertado, lo acababa de ver con una
mujer en una cita a ciegas… pero le gustó su rollo. Aldo lo invitó a su casa y
Charly accedió. Cuando se iba miró a su amigo y se picaron un ojo. Charly hizo
el gesto acercando sus dedos meñique y pulgar como un teléfono al oído.
Estarían pendientes por si pasase algo.
Llegaron al piso de Aldo. El inmueble era coqueto y
decorado con estilo. Las ventanas tenían vistas a la ciudad. Pasaron a la
cocina y en la nevera, frente a la entrada… una foto de Charly cortando el
pelo. Aldo comentó que se la había robado y la había mandado a imprimir. Charly
se emocionó y Aldo lo abrazó. Rompió a llorar. Se besaron. Fue de las sorpresas
más bonitas que recordaba. Abrieron una botella de vino, tomaron un par de
copas de cristal y se fueron al dormitorio. En la cama una montaña de ropa.
Aldo la puso sobre una silla y pidió perdón por el desorden. A Charly por los
nervios le dio la risa. Hablaron largo rato, se besaron y poco a poco se
desnudaron. Decidieron ducharse juntos. Aldo pidió que se relajara y se
acostara boca abajo. Le dio un masaje en la espalda, glúteos, piernas y pies.
Luego con los labios subió el camino recorrido hasta el cuello. Aquello fue el
preámbulo de una noche muy apasionada en modo muy pausado y tranquilo. Aquello
fue el primer encuentro de dos desconcertados de la vida, a los que el sexo los
pilló despistados. Aquello fue el principio de un amor como no se recordaba.
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