La fiebre, los sueños - Contraverso
Aquella
noche fui metáfora de mi mismo,
las
potencias se repartían mi cuerpo seco
como
un desierto, yo sucumbía a un espejismo,
de
la mente estéril sonaba un sonido hueco.
Habían
páramos congelados, soñolientos,
generales
con galones, expedicionarios,
robles
irreductibles, hojas que lleva el viento.
Había,
entre otros, dolor estacionario.
Así
se mueve el mundo, así son los procesos,
todo
cambia, todo cambia, nada permanece.
Pero
el tiempo va por escalas, tiempo de presos,
el
tiempo es como el agua y nosotros somos peces,
los
relojes son como caballos al galope,
los
relojes son, de Pandora, los peores hijos;
el
ser humano es una estatua que el tiempo rompe,
millones
de años de evolución, cambios prolijos,
para
ser de mármol. Memento que será risco.
(Fuente de la imagen: www.marthadebayle.com)
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