La casita de la viuda (Sección "Lluvia de piedras")
Cada noche, cuando cerraba la puerta de
casa, decía: “Casita”. Entonces, una sonrisa irrefrenable se
escapaba, una lágrima se derramaba y todo su ser se inundaba de
abrumadora tristeza.
Durante todos los años que él lo hizo, ella
respondía solo con una cariñosa sonrisa.
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