Respira, condenado (5º aniversario de Suburbalia)
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Ilustración de Joel Gallego Aguilar (Suburbalia) |
Despertaban el día cantos de pájaros que antes
se escondían silenciosos. Aves de descansados y tiernos ojos, ahora capaces de
posarse y jugar entre los coches parados.
Tanta lluvia mojó del todo la tierra; y mil
flores respondían agradecidas al Sol, al tiempo que se estiraban borrachas de
tanto oxígeno consumido en la fiesta de la noche anterior.
Pero tras el silencio que amodorraba y, cada
mañana, provocaba un lento despertar, un poeta que intentaba escribir prosa
peleaba con las letras para no rimar.
Su problema era, sin saberlo, que sin querer
estaba ebrio de tanta flor, de naturaleza resucitada de imprevisto, de
silenciosos descansos llenos de sueños, de amores familiares y hermandades
vecinales… Y de tantas lecciones de amor aprendidas de repente por quién
esquiva malas noticias y tiene, desde siempre, las manos bien limpias y abierto
el corazón a los demás.
Solo quiso beber de ese aire tan puro
y, sin querer, troncó la paz matinal
espantando al mirlo de brillo oscuro
que se aventuró a pasear su ventanal.
Aún tiene grabada la mirada tensa
de su ojo rotundo y acusador.
Se sintió demonio, sin dispensa
ni perdón: el más feo espantapájaros.
Triste, robó aire otra vez del planeta,
cerró muy despacito la ventana,
bajó la cabeza de muy forma lenta
y un escalofrío le recorrió la espalda.
«¿Acaso nadie tiene las manos limpias?»
Mejor aplazaba lo de escribir,
volvería a releer cosas de Suburbalia
aunque (tras Adolfo, Daniel y Eduardo)
la prosa huyera cual pájaro espantado,
la poesía volviera como loca a fluir
y el poeta se viera a rimar condenado.
#Suburbaliaquintoaniversario
#quédateencasa
En homenaje a Noelia, Elena, Daniel Delgado, Aarón, Daniel Ramos, Eduardo, Joel, Adela y Adolfo en el quinto aniversario de Suburbalia.
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